¡SIN PALABRAS¡
Martin Taylor, jugador del Birmingham, partió de esta forma espectacular la pierna de Eduardo da Silva en el encuento de la Premier del pasado sábado. Apenas se habían disputado 3 minutos del partido cuando la carrera profesional del jugador del Arsenal se rompió violentamente.
La entrada no fue fortuita. No se trata de un lance de partido sino de una agresión en toda regla. Siempre han existido lesiones graves ocasionadas por faltas peligrosas: Manuel Pablo cayó con su tibia rota en tres fragmentos por culpa de una entrada del jugador del Celta de Vigo Giovanella; Míchel Salgado también lesionó violentamente a Junhino, jugador del Atlético de Madrid. Todos estos casos, y muchos más, estuvieron marcados por el arrepentimiento de los jugadores que provocaron sendas lesiones y sus trayectorias profesionales han avalado el error puntual de sus acciones. Lo de Taylor es diferente.
Ningún deportista da crédito a lo que hizo Taylor y la justicia deportiva deberá actuar con la misma contundencia con la que el jugador truncó la pierna del jugador del Arsenal.
No podemos colarnos en la conciencia de Taylor y podemos pensar que fue una entrada sin intención. No sé qué ocurrió en su cabeza; lo que sí sé es que alguien capaz de hacer lo que Taylor hizo no debería practicar ningún tipo de deporte. Con intención o sin intención. Resulta un auténtico peligro y un riesgo para el deporte que existan jugadores capaces de hacer esto.
El deportista debe luchar para vencer, siempre; pero todos deben ser conscientes de lo que hacen y ningún deportista que se precie puede permitir a su cerebro hacer lo que Taylor hizo en la Premier.
La entrada no fue fortuita. No se trata de un lance de partido sino de una agresión en toda regla. Siempre han existido lesiones graves ocasionadas por faltas peligrosas: Manuel Pablo cayó con su tibia rota en tres fragmentos por culpa de una entrada del jugador del Celta de Vigo Giovanella; Míchel Salgado también lesionó violentamente a Junhino, jugador del Atlético de Madrid. Todos estos casos, y muchos más, estuvieron marcados por el arrepentimiento de los jugadores que provocaron sendas lesiones y sus trayectorias profesionales han avalado el error puntual de sus acciones. Lo de Taylor es diferente.
Ningún deportista da crédito a lo que hizo Taylor y la justicia deportiva deberá actuar con la misma contundencia con la que el jugador truncó la pierna del jugador del Arsenal.
No podemos colarnos en la conciencia de Taylor y podemos pensar que fue una entrada sin intención. No sé qué ocurrió en su cabeza; lo que sí sé es que alguien capaz de hacer lo que Taylor hizo no debería practicar ningún tipo de deporte. Con intención o sin intención. Resulta un auténtico peligro y un riesgo para el deporte que existan jugadores capaces de hacer esto.
El deportista debe luchar para vencer, siempre; pero todos deben ser conscientes de lo que hacen y ningún deportista que se precie puede permitir a su cerebro hacer lo que Taylor hizo en la Premier.
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