05 diciembre, 2007


OPOSITANDO A LA "in"JUSTICIA

Son las tantas de la mañana de un día que empezó antes de ayer. Sin pegar ojo me levanté esperando el gran día. Parecía que hoy iba a terminar todo, que por fin esta incertidumbre iba a encontrar respuestas llenas de certezas. Cinco años opositando, cinco años memorizando doctrinas jurídicas y estudiando códigos; cinco años…
Esta vez todo parecía diferente. A pesar de las ojeras y de esta úlcera con sabor a café y a tabaco desprendemos, ella y yo, una ilusión y una confianza que esta oposición a judicatura no merece en absoluto. Menuda paradoja: plazas que oferta Justica de la manera más injusta posible. Pero aún así, hoy era el gran día.

La vida de una persona dependía de un saco con 190 temas, de los cuales su temblorosa mano debía sacar cinco. Tan sólo cinco. Mientras yo esperaba fuera, convencido de que era el día. La puerta del Tribunal se cerró, mis esperanzas se abrieron. Un minuto más tarde, la puerta del Tribunal se abrió y mis esperanzas se cerraron. ¡Este año tampoco era el año¡ Hoy no iba a ser ese gran día. El sonido de la campana que hace abrir la puerta nos ha hecho caer por el fondo de un precipicio que nos ha hundido por completo. Cara de tontos y cuerpos helados.

Da igual las horas que hayas estudiado y los nervios que durante todo el año, y durante todos los años, uno ha acumulado pensando en esas malditas 190 fichas del saco. Da igual estar absolutamente preparado. Si la suerte juega su baza y tú no estás dentro, estás fuera. Absolutamente inhumano. Nadie merece la huella que deja año tras año esta injusta oposición. Nadie. Todo transcurre tan despacio que pierdes la noción del tiempo y el sentido de la realidad.

¿Y ahora qué? Ninguno de los dos teniamos “un plan b” que pudiera salvarnos de este bajón sin previo aviso. Me encuentro desolado, triste, abatido. Perdido entre tanta locura y tanto coraje desbocado. Estoy roto por dentro y roto por fuera. Necesito pensar en el futuro, en el mañana, pero me he quedado anclado en ese Tribunal tan frío y tan vacío de lógica que esta tarde ha tirado a la papelera tantas horas y tantos bajones superados; con tan sólo cinco bolas.

Cinco bolas es el nivel de nuestros jueces y magistrados. Así nos va. Entre recusación y recusación deberían dedicar más tiempo a cuidar a estos miles de opositores que la Justicia está amputando progresivamente en esta carrera de fondo que cada vez asfixia más. Lejos de motivar, asusta. Lejos de sumar, resta.

Lanzo este grito a todos vosotros, para animaros y para motivaros. Vosotros, sin toga que lo demuestre, sí que merecéis el trato de señorías… Esta Justicia no os llega ni a la suela de vuestros zapatos; una Justicia tan huérfana de justicia y un Poder Judicial vació de sensatez.

1 comentario:

David Rodríguez Seoane dijo...

Hola Carloos!! yo no soy opositor ni nada...pero quería dejarte un saludo en tu blog y felicitarte por él.

Por cierto a ver cuando se cumple eso de que quedaremos un día...que hace muchisimo que no nos vemos.

A todo esto soy David, o como mejor me conoces "el gallego".

Un abrazo y cuidate!