28 noviembre, 2007

CARROÑEROS EN PRIME TIME


Antiguamente, cuando la televisión no tenía cien canales y la radio se sintonizaba mal, la gran atracción de la ciudad era el Circo Mundial. Payasos, malabaristas, elefantes y leones… un sinfín de actuaciones que ponían la piel de gallina y que hacía reír a toda la familia, abuelos y nietos incluidos. Presenciabas en directo el espectáculo y respirabas ese olor tan característico de los circos con sabor entremezclado a comida de animal y a gasolina de caravana. Hoy en día todo ha evolucionado y ese circo se puede ver en una caja: la caja tonta.

El olor sigue siendo igual de fuerte, aunque ahora apesta a mentira; los animales visten de Giorgio Armani y en lugar de megáfonos que anuncian a la mujer barbuda portan micrófonos de corbata de alta precisión. Lo que más llama la atención son los nuevos equilibristas, que ahora se hacen llamar productores, con calculadora en mano sólo saben predecir la rentabilidad de la función. Los de entonces siempre sacaban su número adelante y los de ahora, pendientes de la cuota de pantalla y de los ingresos de publicidad, sacan sus números adelante. Pero los equilibristas del Diario de Patricia han caído al vacío.

Estos días se está acusando al programa más friki de Antena 3 de ser responsable del asesinato de Svetlana, la joven que acudió la semana pasada al plató de televisión del Diario de Patricia para recibir una sorpresa de su ex pareja, que le pidió matrimonio en directo. Una semana más tarde, y tras rechazar la petición, lo que recibió fue la muerte en forma de cuchillo. Una nueva víctima de la violencia de género, y otra víctima más de la violencia de género televisivo.

Se está enfocando mal el tema. Ni Antena 3 ni El Diario de Patricia son culpables del asesinato de la rusa Svetlana; tal delito sólo es, y de momento presuntamente, responsabilidad de Ricardo, su ex pareja. Él fue quien ejecutó el crimen, no la cadena de televisión. Ahora bien, eso no implica que el programa de televisión no sea culpable de otro u otros delitos, del que tampoco tiene nada que ver Ricardo. Son delitos diferentes unidos por una misma víctima: Svetlana.

Según Baldomero Limón, director de Boomerang TV – la productora que realiza el programa de El Diario de Patricia para Antena 3 – cumplieron con todos los protocolos habituales que se realizan para cerciorarse de que no hay nada grave entre los protagonistas del programa. Esos protocolos se reducen a un formulario. Debe ser que Baldomero y su productora esperaban que si algún día un animal de las características de Ricardo pretendiera sentarse en los sillones de “Patricia” indicaría, seria y formalmente: “maltrato a mi mujer porque ella me pertenece”; o quizá su víctima indicara: “no siento miedo al informar que en el pasado un hombre me humillaba y me golpeaba en la cocina”. ¿Estamos locos? ¿Estas son las medidas o “protocolos” que cumplen estos traficantes de vísceras en prime time? Esto sí se puede imputar al programa de televisión. No disponer de ningún tipo de código ético y atentar contra la ciudadanía pública desde la televisión y en riguroso directo. No ahora que hay una víctima de por medio, sino cada día de lunes a viernes de 19h a 21h.

Este programa, y muchos más, esta cadena, y muchas más, se han acostumbrado a usar a las personas, particulares o famosas, como mercancías altamente rentables. Da igual si se trata de “Paquirrín” y sus amigas o de Juanito, que decidió acudir al Diario de Patricia para gritar al mundo su homosexualidad. Secretos de alcoba que son aireados públicamente y que en muchas ocasiones rozan el delito, como es el caso de la joven Svetlana. El Consejo General del Poder Judicial va a estudiar si El Diario de Patricia ha atentado contra el derecho al honor o de la propia imagen de la joven, puesto que se está investigando si realmente fue engañada para acudir al programa. Un puñado de euros justificaría ese engaño.

Este es el nuevo Circo Mundial, lleno de actuaciones y de emociones. Un lugar donde riesgo y espectáculo interactúan de la manera más rentable posible. No hay límites, no hay fronteras. Tan sólo con un clic en su mando a distancia podrá acceder a él. Ya no se verán elefantes o dromedarios, ahora no habrá algodón dulce para el niño y la niña. Lo que ahora tenemos es una televisión en busca de sus arcas perdidas. Lo que ahora tenemos son carroñeros en busca de sus víctimas. Sálvense quien pueda. Cambie de canal.

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