La pataleta del niño y la tozudez del abuelo
El estreno de la selección española no fue del todo redondo. Torres, después de ser sustituido en el minuto 54, rechazó la mano que Luis Aragonés le tendió cuando "el niño" pasó por su lado. El cambio no gustó al del Liverpool y su actitud mucho menos al míster.
No todo podía ser perfecto, y la polémica está servida. Después de ganar 4-1 y marcar la mayor goleada de esta Eurocopa, surge la polémica. Esta vez protagonizada por Torres y por Luis Aragonés, tanto monta y monta tanto.
Ellos estaban adelantando sus líneas porque no les quedaba otra, y por tanto los huecos empezaron a abundar. Justo el juego que le gusta a Torres: bajar al medio del campo, apoyarse y arrancar desde atrás para llegar a la portería contraria y hacer gol.
Durante toda la primera parte eso fue lo que intentó continuamente, pero el cerrojo ruso se lo ponía difícil. El primer gol llegaría en una jugada de este tipo y "el niño" se lo regaló a Villa. El ex del Atlético se mostró muy activo y con ganas de hacer goles. Esa es la clave de todo delantero: la confianza. Sin ella no pueden hacer absolutamente nada. Si un delantero está "enchufado" le sale todo y hace goles desde cualquier sitio y de cualquier forma. Por eso se enfadó Torres, porque en el minuto 54 no puedes hacer ese tipo de cambio. Y si quieres hacerlo, hazlo en el descanso.
Pero Luis consideró necesario reforzar el aspecto defensivo y dio entrada a Cesc Fábregas. Con Iniesta, Xavi Hernández y Senna en el campo, Luis quitó a un delantero para meter a un "falso" punta. Recordemos que Andrés Iniesta no había hecho nada, salvo el pase del segundo tanto, durante el partido.
Aragonés pedirá goles a Fernando Torres, pero para ello antes éste tiene que darle a él la confianza que necesita para hacerlos. No se puede pedir sin dar. Y esto mismo pensará Dani Güiza, nuestro flamante pichichi, que vio como ante el cambio de Torres salía un hombre cuya misión no es hacerlos. Cuando los partidos se pongan en contra, cuando Luis Aragonés pretenda sacar su artillería, que no le sorprenda que la pólvora esté mojada y que no funcione.
Y es que el abuelo de Hortaleza tendrá virtudes, pero también defectos. Confiemos en que sepa gestionar esta "revuelta" de vestuario porque no hay que olvidar que los que salen y corren son los jugadores, a los que el míster tiene que cuidar y mimar, no castigar.
1 comentario:
El abuelo tenía que haber callado y dejarlo todo tranquilo. A mi me enseñaron, cuando jugaba, que las cosas del campo se quedaban en el vestuario, nunca más allá...
Quizás esto, vamos a pensar, se utiliza para no dar rienda suelta a la euforia..
saludos y salud
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