Gustavo Bueno: "La paz no nos une, nos separa" (parte 1/2)
Ignacio G. y Carlos F.
Gustavo Bueno (Santa María de la Calzada, La Rioja, 1923) es como los buenos vinos de su tierra: cuanto más tiempo pasa madurando, más se valora. En España, este filósofo riojano, de sangre asturiana y de adopción andaluza, no ha sido valorado como lo ha sido en Alemania, donde se le considera el mejor filósofo del S.XX por encima incluso de filósofos alemanes.
Profesor emérito de la Universidad de Oviedo, ha sido duramente criticado tanto por la derecha como por la izquierda o izquierdas, como sostiene en “El mito de la izquierda”. Su último libro “Zapatero y el pensamiento Alicia” llegó a causar gran revuelo entre los socialistas, que le acusaron de haber dejado la filosofía pura para pasarse a la filosofía rosa.
Pero para Gustavo Bueno no hay nada que no se pueda discutir. A su edad octogenaria basa su pensamiento en una cultura enciclopédica, en una memoria prodigiosa y, sobre todo, en un mecanismo de razonamiento nada común.
Ahora, retirado momentáneamente en su casa de Sevilla, se dedica a ejercer el patronato de honor de la Fundación para la Defensa de la Nación Española y a terminar el sexto volumen de su Teoría del Cierre Categorial.
Francisco Umbral ha dicho de usted que es de los pocos pensadores serios que nos van quedando ¿Se siente el filósofo más importante de España?
Yo no me siento nada, ni siquiera me siento filósofo porque filósofos somos todos. Todo hombre es filósofo a partir de cierto nivel histórico. La filosofía surge del desarrollo de unas técnicas muy elaboradas, muy tardías. Grecia, por razones muy diversas y sobre todo por su posición dominante y privilegiada en el Mediterráneo, determinó una evolución muy conocida, y que dio lugar a
Las ideas de la filosofía resultan de las realidades más cotidianas. Todo el mundo tiene su filosofía, pero eso no quiere decir que todos tengamos un mismo nivel de filosofía.
¿Y cómo influye esta filosofía en la cotidianeidad de la gente?
Generalmente, cada cual organiza sus ideas en relación a su propia filosofía. Hay una especie de retroalimentación. El común de los mortales no ha oído hablar de Aristóteles, de Kant, de Heggel… El público no lee la filosofía ni tampoco tiene acceso a ella. Contaré una anécdota. Hace ya varios años, cuando iba a la televisión a hablar de la filosofía, el realizador siempre me pedía que no hablara de Aristóteles, hasta que una vez le pregunté por qué. Me respondió que cada vez que lo hacía bajaba en doscientos mil la audiencia que nos veía (risas).
Es imposible que un individuo coja a Espinosa para dar respuesta a sus preguntas existenciales. El Pensamiento Alicia del que yo hablo encaja aquí perfectamente en relación a Zapatero. Zapatero no para de hablar de su filosofía.
¿En qué consiste esa filosofía?
La filosofía de Zapatero es la filosofía de Sanz del Río, que fue el que trajo a España a través de un panfleto suyo
¿Entonces no es una utopía?
La utopía, según un autor francés llamado Ramon Riller, es un género literario muy antiguo que consiste en describir una sociedad ideal pero sin darnos los caminos que nos conducen a ella. La utopía es un tipo de sociedad contradictoria. El Pensamiento Alicia ve una sociedad perfecta y evidente, y se lanza a ella sin ningún miedo ni temor. En el cuento Alicia se lanza contra el espejo sin mayores problemas. La verdad es que con este libro aparecieron muchas críticas, algunas totalmente alejadas de la realidad.
Usted establece un símil entre la II República y Caperucita y Franco y el lobo, afirmando que ni la República era tan ingenua como Caperucita ni Franco tan feroz como el lobo...
Aquella República fue solo una República de papel, de principios, de utopías…
En relación al franquismo, lo principal que se dice de esta figura es la represión que ejerció durante la guerra, y sobre todo en la posguerra. Ahí no tenemos ninguna duda. Pero eso no es suficiente para determinar un juicio histórico. Supongamos que Franco pierde la guerra y los comunistas la ganan. España hubiera tenido una evolución tipo Bulgaria o Polonia, es decir, una República comunista, un satélite de
La represión y los genocidios no se tuvieron en cuenta en la figura de Carlos Magno, y sin embargo fue y es el símbolo de Europa pese a ser más genocida que el propio Hitler. Pero nadie se acuerda de ello. A Franco le atribuyo lo que hizo el franquismo, no él. La situación de España en
Pasa lo mismo con
Usted también ha reflexionado mucho acerca del término “cultura”. ¿Cree que, como dice Benedetti, los gobernantes tienen miedo a la cultura?
Yo no sé lo que es la cultura y creo que no lo sabe nadie. Intento dar una definición positiva en mi libro. Me inspiré en Edington, que probó las ideas de Einstein. En aquella época se discutía qué era la física. Él cortó por lo sano y dijo que “física es lo que se contiene en el tratado de física”. Yo me basé en esta definición y dije que es cultura todo aquello que cae bajo la jurisdicción del Ministerio del Cultura. Te encuentras cosas sorprendentes como que en el Ministerio de Cultura queda fuera el Ministerio de la Agricultura, a pesar de que la agricultura es origen de la cultura, o el Ministerio de Educación.
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